Su padre, Carlos Arredondo Suárez, y su madre, Rosa Cesary Hipamo, provenían de una familia chiquitana, en realidad nos contó que su padre era del sur del país pero no nos precisó el lugar, es difícil recordar en un día de emoción como la entrevista que tuvimos. "Mi abuelo se encontró con mi abuela por San Matías," relata Hugo. "De ahí nacieron los tres hermanos Arredondo: mis tíos Jesús, Eligio y mi padre." De una familia de ocho hermanos, Hugo menciona que ahora solo quedan seis. "Éramos cuatro varones y cuatro mujeres. Ahora somos tres varones y tres mujeres."
La infancia de Hugo fue como la de cualquier otro niño, llena de travesuras y juegos. "No era el serio del que todos hablan, era muy introvertido y peleador en el colegio," recuerda. Asistió a la escuela en Los Quemados, cerca del Río Grande, donde vivió una infancia inocente y apasionada por el fútbol. "Con mi madre tenía que luchar para obtener permisos para jugar," dice, sonriendo. "Tenía que hacer algunos trabajos para ganarme el permiso."
Hugo completó su educación primaria en Los Quemados y continuó en Nuevo Horizonte durante los años 70. Recuerda con cariño la Escuela Particular Bautista, donde no solo recibieron educación formal, sino también lecciones prácticas sobre la crianza de ganado. "La chanchería nos enseñó mucho sobre responsabilidad," comenta.
El trayecto de su vida también estuvo marcado por la influencia del Pastor Roger Aguirre, una figura fundamental en Nuevo Horizonte. "El Pastor Aguirre era muy colaborador y servicial," dice Hugo con reverencia. "Nos dejó un legado que Nuevo Horizonte debe estar agradecido."
En su juventud, Hugo tuvo la oportunidad de estudiar en La Paz gracias a su hermano mayor. "Entrené un tiempo en 31 de Octubre y luego en The Strongest," cuenta. Sin embargo, los recursos económicos limitados dificultaron su continuidad. "Jugué en campeonatos de barrio y me pagaban por partido. Eso me dio la madurez para volver a Santa Cruz y jugar en la ACF."
Un día, un militar que lo vio jugar lo invitó a unirse a su equipo, Cotas Gremiales. "Desde el primer partido impresioné a los dirigentes," recuerda Hugo. "Me habilitaron y me daban permiso para jugar." Su talento en el campo era innegable, y su estilo de juego, inspirado por figuras como Pelé, lo hizo destacar. "Me gustaba cómo jugaba Pelé," dice. "Pero aquí en Bolivia, admiraba a Chichi Romero."
Hugo compartió cancha con el también nuevorizonteño Eliezer Palachay. "Ambos estuvimos habilitados en Cotas Gremiales," comenta. "Yo era puntero izquierdo y él marcador de punta por la izquierda." Ambos jugadores tenían sueños grandes, pero las limitaciones económicas y las circunstancias truncaron sus aspiraciones. "Una fractura dejó fuera a Eliezer, y yo también perdí oportunidades por falta de recursos."
La carrera futbolística de Hugo terminó de manera abrupta. "En una jugada, caí con todo sobre mi rodilla y se acabaron las ilusiones," dice, su voz teñida de resignación. A pesar de las frustraciones, Hugo se mantiene como un símbolo de perseverancia y dedicación en Nuevo Horizonte, donde sigue inspirando a nuevas generaciones.
Hoy, como profesor, Hugo Arredondo sigue comprometido con la educación y el bienestar de los jóvenes en Nuevo Horizonte, llevando consigo las lecciones y experiencias de una vida llena de desafíos y logros.
(Martin Suarez Vargas)
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